Estamos a las puertas de la campaña Otoño-Invierno y como todos los años los consumidores preparan sus dormitorios para combatir el frío invernal.
Los edredones de plumón son una magnífica opción para protegerse de las frías temperaturas que viviremos y alrededor de ellos surgen varias preguntas recurrentes a las que voy a tratar de dar respuesta en esta comunicación. Ello permitirá proporcionar al consumidor el mejor asesoramiento, que ganemos su confianza y de esta forma incrementar las probabilidades de compra.
Espero que sirva de utilidad y quedo a vuestra disposición para cualquier aclaración.
Por supuesto, no solamente se puede, sino que se debe. Tenemos que tener en cuenta que cuando se recoge el plumón es sometido a unos lavados muy agresivos para dejar la pluma bien higienizada y en condiciones óptimas para su comercialización. Tras el lavado es muy importante que el plumón quede completamente seco y para ello lo ideal sería utilizar una secadora que en un breve periodo de tiempo consiga el objetivo. El aire caliente ayuda a esponjar de nuevo el plumón para que coja el volumen necesario y aporte esa sensación de ligereza y capacidad térmica que le caracteriza.
El mejor plumón es aquel que tiene mayor tamaño, por eso los mejores plumones son los que provienen de animales adultos, ocas, patos o gansos, que han vivido lo suficiente como para desarrollar un plumaje grande. Estos plumones, cuando se entrelazan, forman cámaras de aire que sirven de aislante a nuestros cuerpo. Por lo tanto, un plumón como tal no abriga, lo que abriga o nos aísla son las cámaras de aire que se forman cuando se juntan los plumones. Los animales que habitan en zonas frías y han desarrollado un pelaje adaptado al clima, también nos aportan plumones con alto grado de calidez.
A igual gramaje, un edredón de plumón tiene más capacidad térmica que uno de fibra, por eso habitualmente encontramos gramajes inferiores en edredones de plumón. Por encontrar una equivalencia, 400 grs/m2 de fibra equivaldría a 180 grs/m2 de un buen plumón. Cabe destacar que los plumones, al ser productos naturales, tienen una mayor capacidad de transpiración, o sea, de absorción y evaporación de la humedad, por lo que abrigando igual, con el plumón sudaremos menos. Podemos decir que los plumones proporcionan una sensación más confortable.
Por completar la información de los gramajes, comentar que cuanto mejor es el plumón, más capacidad térmica tendrá y por lo tanto menos gramaje habrá que meter para tener un determinado aislante térmico. Por ejemplo, en un plumón de calidad media podemos necesitar 220 grs/m2 para cubrir las necesidades térmicas de una habitación que está a 18 grados. Con una calidad superior podría bastar con 180 grs y con un plumón premium certificado 140 grs. A mejor plumón, más ligereza, menos peso y más fácil nos moveremos en la cama. Menos microdespertares tendremos a lo largo de la noche y mejor sensación de descanso a la mañana siguiente.
En general sí, pero no tiene por qué. Se ha extendido la idea de que un plumón con un 95% es mejor que otro con un 90% pero puede darse el caso de que ese plumón de 90% tenga un plumón más grande y de más calidad que el del 95%. Las comparaciones entre fabricantes son complejas porque aunque resulta muy sencillo comparar entre dos números (95% es mejor que 90%) puede ocurrir que el plumón del 90% tenga un mayor FILL POWER que el de 95% y por lo tanto mayor capacidad térmica. Es cierto que los fabricantes tratan de usar más porcentaje de plumón y menos de plumitas pequeñas en calidades altas pero no siempre es así. El porcentaje simplemente marca la cantidad que tiene de plumón y plumitas pequeñas. A partir de un 90% apenas se aprecian las cañas de la pluma porque además suelen ser muy pequeñas.
El FILL POWER es la capacidad de recuperación y volumen que aporta un plumón cuando se le somete a una presión. Cuanto mayor sea esa medición que se hace en CUIN (cubic inches o pulgadas cúbicas), de mejor calidad será. Digamos que el FILL POWER determina la calidad y capacidad térmica. El porcentaje es una característica más del edredón.
Depende. Hay algodones con hilaturas gruesas que presentan tactos muy bastos y microfibras muy finas que aportan ligereza. En lo que sí es mejor el algodón es en la capacidad de absorción, así que si encontramos algodones finos y con tactos sedosos nos ofrecerá mejores prestaciones que la microfibra, por fina que sea. Además, los algodones gruesos requieren un tratamiento Downproof (impermeabilizante del tejido para que no se salga la pluma) más intenso y eso perjudica la transpiración. En hilaturas finas de algodón o microfibra ese tratamiento es más liviano y convierte a la prenda en más transpirable.
Las plumas se salen por dos razones. Una de ellas porque hay demasiada caña y poco plumón, esa caña atraviesa el tejido y termina por salir. Segundo, porque el tejido es demasiado abierto y no tiene el tratamiento DOWNPROOF necesario para que la pluma no emigre. Ese tratamiento es un impermeabilizante del tejido que cierra el poro del mismo y evita que salga la pluma. Ese tratamiento que es muy necesario, presenta dos inconvenientes. Uno, puede producir un pequeño ruido parecido a un papeleo. Puede ser algo incómodo cuando estamos descansando y nos movemos. Dos, que al cerrar el poro, también merma la capacidad de transpiración. Por eso es tan importante que el tejido, ya sea de algodón o de microfibra, tenga una hilatura cerrada y sea tupido, lo que permitirá que ese tratamiento no sea tan agresivo y no provoque esos inconvenientes.
Para que el plumón no se mueva dentro de la prenda y no haya puntos fríos (zonas donde no hay plumón), que no nos permita recibir las prestaciones del edredón. Para reducir aún más la existencia de puntos fríos se realiza la confección KASSETTEN, que consiste en la colocación de un tabique interior de tela entre los cuadros en lugar de una confección convencional. Esto permite al plumón llegar hasta las esquinas del cuadro llenándolo por completo.